Terror

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Iba caminando por el parque. Sola.
Sentía el sol calentando mi piel, el aire acariciando mi pelo... Una sensación de bienestar y tranquilidad me invadía por completo a pesar de la extraña soledad del lugar a aquellas horas.
El chasquido de una pequeña rama al ser pisada justo detrás de mí, llamó mi atención de forma brusca.
Mis pasos se pararon un segundo. Agudicé mi oído por si oía que alguien venía caminando tras de mí, pero no oí nada. Me parecía demasiado paranoico girar mi cabeza para comprobar que no me equivocaba, así que retomé el camino de mis pasos. Era inevitable. Ya no estaba tan tranquila como antes. Ahora iba con los sentidos activados a flor de piel, esperando cualquier señal para echar a correr.
Me sentía estúpida y pensaba: "esto no es una película de terror. Estás en el parque al que vienes a diario y además es de día", y sí, en realidad pensaba que no era nada pero esa parte que tenemos, que nos avisa de los peligros, de cuando algo no va bien... Me decía todo lo contrario y la ansiedad empezaba a apretar. Mis pasos se volvieron más rápidos, mi vista fija al frente y entonces, un suspiro de alivio se me escapó. Estaba a escasos metros de la salida.

Caminaba en línea recta, sin mirar atrás, acelerando el ritmo de mis pasos para poder salir de allí cuanto antes y sentirme de nuevo a salvo. Una sonrisa de alivio se dibujó en mi rostro cuando vi que en segundos estaba fuera de allí pero de repente, una piedra pequeña rodó a mi lado. Miré hacia el suelo con los ojos desencajados, siguiendo el recorrido de la piedra mientras yo, yacía inmóvil en el sitio. Entonces no lo pude evitar, giré mi cabeza con rapidez. 

Nada. No había nada. Empecé a reír nerviosa, diciéndome lo tonta que era por pensar que podía pasarme algo allí. Cerré los ojos un segundo mientras suspiraba aliviada y al abrirlos... me encontré encerrada en el parque. La puerta estaba cerrada. 

Continuará...