Poemas


Me gusta

- ¿Qué te gusta de mí? - Preguntó. - Si ni siquiera yo encuentro nada especial en mí...

- Ssshhh... - Dije posando mi dedo índice sobre sus labios. - No quiero oír eso. Escúchame...

Me gusta tu pelo alborotado y despreocupado, desordenado como esos pensamientos que invaden tu cabeza.
Me gustan tus ojos, grandes brillantes y expresivos que hablan por sí solos, capaces de pronunciar palabras sin usar tus cuerdas.
Me gusta tu naricita, preciosa y perfecta como tú.
Me gusta esa sonrisa que es capaz de provocar un terremoto dentro de mí, moviendo todos los cimientos.
Me gusta tu cara de niña, aparentemente risueña e inocente aunque tu alma ande un poco cabizbaja.
Irradias luz y haces que se sienta cómoda tu compañía.
Me gusta como pronuncias la "R", de esa forma tan particular.
Me gusta tu voz, cuando hablas y cuando susurras pero sobre todo, cuando pronuncian esa palabra mágica: mi nombre.
Me gusta tu risa porque se oye sincera y divertida. Contagiosa. Es como un chute de adrenalina para mí.
Me gusta... ¿Qué digo? ¡Me encanta! Tu payasa interior capaz de sacar a relucir el sol por más oscuro que se presente el día.
Me gusta tu cabecita pensante cuando hablas de todas esas cosas que sabes hacer y que te encantan pero sobre todo me gusta cuando imagina cosas que parecen hacerse realidad al instante.
Me gustas porque eres tú.

Cuando menos te lo esperas

Cuando menos te lo esperas...
La de veces que me habrán dicho esa frase, y las veces que las habré dicho yo y siempre parece como mentira, como incierta.
Hasta que te ocurre.
Te encuentras en ese momento de tu vida en el que no esperas nada de nadie, viviendo en tu soledad, tranquila.
Caminando, a veces sin rumbo y otras a medias.
Entonces llega el día. Ese día.
Cuando menos te lo esperas.
Juegos del destino o casualidades de la vida, llámalo como quieras.
De repente...
¡Zas! Aparece alguien que no esperabas en absoluto, no importa dónde, no importa cómo ni por qué.
Aparece para remover tu interior, para zarandear tu vida y dejarte con los pies patas arriba.
Aparece para acompañarte o para trastocar tu soledad tranquila.
Cuando menos te lo esperas... 

Como el hielo

Eres como el hielo...
Frío en el primer contacto pero quemas si te quedas. 

Lo que me apetece

Lo que me apetece...
Lo que me apetece es mirarte a los ojos y ver mi reflejo en ellos mientras en nuestros labios se dibujan sonrisas cómplices.
Lo que me apetece es llamarte y escuchar tu voz y tu risa cuando decimos cualquier tontería.
Lo que me apetece es escribirte y que las palabras queden perennes en el tiempo rememorando cada momento.
Lo que me apetece es ver el amanecer, el atardecer y el anochecer contigo mientras la felicidad abruma tu rostro de niña.
Lo que me apetece es caminar a tu lado por la calle, sin rumbo, sin prisa... Y sentirme la persona más afortunada de mundo por estar compartiendo esos pasos contigo.
Lo que me apetece es que vayamos al cine y que en la oscuridad de la sala, nos evadamos del tiempo mientras nuestros labios se encuentran siendo los protagonistas de nuestra propia película.
Lo que me apetece es conocer nuevos lugares a tu lado, vivir momentos que se queden grabados en nuestro alma para el resto de nuestras vidas.
Lo que me apetece es que todo vuelva a la normalidad y que la borrasca fuera solo eso... Unas nubes negras que estaban de paso para que reaparezca el sol con más intensidad de la que acostumbra.
Lo que me apetece no es otra cosa, no es otra persona.
Me apeteces TÚ. 

Insignificante

La luna esta noche no me parece tan bella...
A tu lado es insignificante.

Sentidos

Deja que te devore con mis ojos, 
que te vea con mis labios, 
que te bese con mis manos, 
que te acaricie con mi esencia
y que te perciba con mis susurros.

Navegando

Navegando, cual marinero perdido en el océano.
Intentando encontrar el camino que me marcas con tus palabras. En este mar de confusión, ni la brisa de tu aliento pagano puede hacer que encuentre, de nuevo, el camino a casa. Divagando entre susurros que no dicen nada.  

Un día de estos

Un día de estos,
en los que a pesar de todo hemos conseguido vernos.
Un día de estos,
en los que tu mano se roce con la mía.
Un día de estos,
en los que tu piel grite mi nombre.
Un día de estos,
en los que las noches se conviertan en amaneceres.
Un día de estos,
de sofá, peli y manta.
Un día de estos,
en los que tu mirada se clave en mis ojos.
Un día de estos,
en los que tus labios supliquen por mis besos.
Un día de estos,
en los que me empotras contra la pared.
Un día de estos,
en los que reímos por nada.
Un día de estos,
en los que me insultas por no decirme algo bonito.
Un día de estos,
en los que necesitas mi cariño.
Un día de estos,
en los que tus deseos se hagan realidad.
Un día de estos,
en los que me eches de menos.
Un día de estos,
en los que me dejes colgada.
Un día de estos,
en los que cualquier cosa menos tú.
Un día de estos.
Un día cualquiera.

Un día que puede ser hoy.

Choque inesperado

¡Atención!
¡Peligro! ¡Peligro!
¡Se aproxima una colisión!

Y justo en ese momento,
tu cuerpo y el mío se fundieron. 

Miradas

Son miradas...

Miradas cómplices.
Miradas inocentes.
Miradas pícaras.
Miradas que ponen tu mundo patas arriba.
Miradas que intrigan y que afirman.
Miradas que sin darte cuenta empiezan a formar parte de tu vida.

Miradas que no ves.
Miradas que sientes.
Miradas que lo vuelven todo del revés y que sin saber por qué, sólo deseas que se queden.
Esas miradas que no son si no, la forma más clara y sincera en la que te habla tu yo interior.
Sin máscaras.
Sin miedos.
A veces, sintiéndote como un mero espectador que está viviendo un sueño.

Miradas que hablan por sí solas.
Simplemente miradas.
Miradas que rebotan en el alma para colarse en otra persona...

Contradicciones

Cierro los ojos y te veo.
Abro los ojos y te pierdo.
Imagino mi futuro y te siento.
Veo mi presente y no estás.
Miro al pasado y...
El corazón se hace trizas.

La vida está para vivirla bien

Qué fáciles podrían ser las cosas en realidad
y que difíciles las hacemos.
He llegado a la conclusión de que las personas
somos masoquistas. Todas. Nadie se salva.
Parece como si fuera necesario vivir malos momentos
para apreciar luego los buenos, y déjame decirte,
que esto no es cierto.
Hay momentos malos que no podemos evitar,
que forman parte del ciclo de la vida,
pero no me refiero a esos.
Sabes perfectamente a qué me refiero.
Si basáramos nuestra vida en la confianza,
la sinceridad, la honestidad, la compasión...
Si en nuestra mente no cupiera la maldad, la
venganza, la ira, la alevosía...
Todo. TODO sería más fácil.
A fin de cuentas... La vida está para vivirla bien.

Muñeco de trapo

Cuando empiezas a conocer a alguien, todo parece perfecto.
Te crees cada una de las palabras que salen de sus deseados labios.
Te crees cada caricia furtiva y cada sonrisa cómplice que compartís.
Piensas que es imposible que las cosas den un giro inesperado y repentino porque estás ilusionado y entregado.
A veces, te encuentras con personas que van con una máscara o que simplemente no conocen lo que es la sinceridad y la claridad.
Actores de teatro barato que te hacen creer que son reales.
Un día, el disfraz se cae al suelo y tú te caes con él en un pozo del que crees que no puedes escapar.
Justo en ese momento es cuando tienes que pensar una cosa:
No le des prioridad a alguien que te tiene como segunda opción.
No te machaques pensando:
¿En que he fallado?
¿Qué he hecho mal?
No tienes la culpa de nada. Tú solo fuiste sincero y real con un muñeco de trapo demasiado atractivo para ti.  

El desengaño

A veces, la desilusión llama a tu puerta
de la forma más inesperada....
Cuando ni siquiera estabas preparada.
El desengaño se apodera de tu cuerpo
y de tu alma, y sufres un dolor tan fuerte
que ni las palabras más sinceras pueden sanar.
Da igual el número de puñaladas que te hayan dado,
tú siempre estabas pensando...
Todo va a cambiar.
Todo es mi culpa.
Todo es pura paranoia.
Pero te equivocabas antes y te equivocas ahora.
A veces, nos creamos una venda tan densa
que no nos deja ver con claridad la realidad.
Y aunque en nuestro interior la conocemos,
evitamos creer que sea cierto.
Cuando un día, el desengaño viene a verte dado de la mano
de la desilusión, no piden permiso.
Son crueles y viles. No tienen compasión.
Te arrancan la venda de un manotazo mientras tú,
quedas incrédulo mirando con el corazón
en la mano...
Y sientes que caes en un agujero sin final,
que tu interior se convierte en ceniza y entonces,
piensas lo tonto que fuiste por no haber creído en ti antes.
Por no haberte querido a ti, antes que a nadie.

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